jueves, 13 de enero de 2011

A mi compañero

Mi querido amigo y compañero:

Hoy, como todos los días, como siempre, he visitado la calle Arrieta, pero en el día de hoy había algo que no hubo antes: tu ausencia.
Las calles del viejo Madrid parecían más azul y gris, y cuando me detuve ante el número doce, fumando mi cigarrillo (costumbre de proscritos), me volví a fijar en el cartel que hay enfrente: Tiempos modernos.  Cierto es que ese cartel siempre estuvo allí.
Ahora también pienso en otro tiempo, que no viví, en el que en el sitio en el que estaba yo postrado habían dos soldados, vigilando la puerta. También he sabido que poco después de ese tiempo, tuvo lugar lo que ha venido llamándose proceso de depuración. Básicamente, como muy bien sabes, consistió en despojar de sus rangos a todo aquel que o bien hubiera demostrado su deslealtad con el nuevo régimen, o bien en el régimen anterior hubieran tenido alguna responsabilidad, o, por no decirlo, para quitarlos de enmedio, que al fin y al cabo teníamos nuevas caras para sustituir a las presentes.
Los tiempos no son tan modernos como nos lo quieren hacer ver. Más bien es una burda imitación de aquel proceso.
Que sepas que tu compañero no te olvida. Espero sinceramente que estés disfrutando de tu tiempo porque no es nada fácil pasar por ciertos muros sabiendo que tu sonrisa no estará. El acuario en el que te quisieron ahogar está ahora vacío, pero pronto pondrán a un tiburón que se creerá que se está inventando el mundo. Porque ya sabes... vaya tropa...
REALmente está aún más triste y gris.
No sé cuánto tiempo me queda a mí en ese lugar, pero quiero que sepas que mientras que yo tenga un resquicio por el que colarme, defenderé tu honradez ante esa panda de mezquinos.
Lo dicho, compañero. Que disfrutes todo lo posible, porque te mereces todo lo mejor.
Un abrazo muy fuerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario